Estimada Comunidad Universitaria:

A continuación, muestro datos de la USACH, obtenidos de auditorias independientes, respecto de últimos cinco años (periodo 2017-2021), que dan cuenta de una breve historia financiera, para que cada una y uno de ustedes, pueda revisar y analizar las magnitudes, impactos y beneficios, permitiendo una evaluación acerca de la gestión macro y micro financiera de este período. La Tabla y Gráfico 1 siguientes, permiten observar y reconocer que nuestra institución ha aumentado sus ingresos de forma progresiva en el período 2017-2021, respondiendo a todos sus compromisos, tales como reajustes del sector público, contrataciones, cambios de jerarquía, cambios de grados (gastos por beneficios a empleados) y cumplimientos de planes de mejora, entre otros, que debemos mantener y asegurar para entregar la necesaria confianza y estabilidad, promoviendo la sustentabilidad en complejos contextos de incertidumbre como los que vivimos.

Otro indicador que permite confiar en el proyecto que presentamos es el crecimiento sostenido (Tabla 2) y la ganancia acumulada por año, EBITDA (Gráfico 2) en el mismo período referenciado previamente. Los resultados obtenidos fueron producto de una racional y eficiente gestión financiera, que hoy nos permite enfrentar escenarios complejos, identificando estrategias, proponiendo objetivos y acciones claras y viables, sustentados en una mejora de los ingresos y ahorros en gastos, especialmente pagando nuestras deudas al corto y largo plazo, sin dejar de cancelar nuestros compromisos internos.

El nuevo modelo de gestión que proponemos debe permitir que nuestro funcionamiento sea estable y sustentable, para dar tranquilidad y seguridad a la comunidad. Lo anterior implica que, nuestros presupuestos siempre deben estar equilibrados, asegurando con ello: las remuneraciones de nuestro personal, un horizonte realista y viable de crecimiento; capacidad para cumplir con los compromisos y beneficios para los cuerpos académicos y funcionarios y; la mejora sostenida y equilibrada de la infraestructura para docencia e investigación, entre otros aspectos. Será en el marco de este nuevo modelo de financiamiento estable y sustentable, que podremos asegurar también una gestión digital que disminuya la burocracia y aumentar la autonomía de nuestras facultades, de forma que nuestras unidades académicas puedan proyectarse en el tiempo y responder oportunamente a los requerimientos de sus áreas, disciplinas, cuerpo académico y contextos particulares. Mis palabras, no son solo una promesa en el aire, están basadas en el conocimiento profundo que tengo respecto de cuánto cuesta la implementación de este programa y con qué herramientas implementarlo, estando en directa relación con nuestra propuesta de descentralización y nueva gobernanza.
Hemos sido capaces de mostrar avances importantes en diversos ámbitos y, para mantener el progreso, la tranquilidad y estabilidad, debemos tener un conocimiento pertinente de los aranceles de pregrado, las inversiones requeridas y el capital de trabajo, junto al conocimiento exhaustivo de las fuentes de financiamiento que hoy disponemos, todos elementos que nos permiten hacer una propuesta viable y honesta que garantice el crecimiento, la inversión, junto a la estabilidad y mejoramiento del bienestar integral de los miembros de nuestra universidad.
La universidad crece y se hace fuerte, logrando hitos como la acreditación por 7 años y la certificación de sus procesos, instalando un modelo de aseguramiento de la calidad que nos ha permitido conseguir objetivos institucionales en un marco de respeto, con financiamiento y crecimiento, además de tasas de endeudamiento razonables y controladas. El manejo adecuado, basado en un equilibrio sistemático de todos los parámetros de la operación han sido claves para obtener los resultados que exponemos.
Nos presentamos con un proyecto de futuro, que tiene como base una gestión financiera que me correspondió liderar. Lo anterior, ha sido validado y refrendado por una de las más importantes empresas auditoras a nivel global como es Deloitte, que en sus dictámenes da fe de nuestra operación. Por eso les pido que, en momentos de inicios de una recesión económica, con elevados niveles de inflación y de incertidumbre política, que para muchos expertos auguran años difíciles, nos den un voto de confianza respecto de los saberes y experiencias que debemos movilizar para implementar lo que se encuentra en nuestro programa.
Esta nueva conducción de la universidad debe estar basada en un proyecto innovador, que tiene una base histórica de la que he sido un actor relevante en mis años como Prorrector. Por la responsabilidad que me compete no he venido a vender sueños, sino a ofrecer una probada experiencia en gestión que nos permita mejorar el crecimiento, entregar estabilidad y otorgar sustentabilidad para la universidad de futuro que hemos propuesto en nuestro programa y responder con lo ahorrado (6.000 millones) y que nos permitirá cumplir con los compromisos de infraestructura en la Facultad de Ciencias Medicas, Facultad y Biblioteca de la Facultad de Humanidades y Facultad Tecnológica, y otros nuevos metros cuadrados para docencia e investigación para el Departamento de informática, Departamento de Física y la Facultad de Química y Biología, entre otras obras de mejoramiento.
Son diversas las estrategias que hemos contemplado en nuestra propuesta, aquí nos referimos a algunas acciones concretas que tienen como propósito generar mecanismos de recaudación que se articulan con principios que ponen en el centro a las personas de nuestra comunidad y su bienestar. De esta forma, y para asegurar el equilibrio y óptimo funcionamiento del nuevo modelo (con descentralización y gobernanza flexible), relevamos parte de las acciones e ideas que ya están contenidas en nuestro programa:

  • Minimizar las deudas de los estudiantes, dando soluciones oportunas y promoviendo la continuidad académica a todos nuestros estudiantes, lo que implica mejorar, fortalecer y diversificar los mecanismos en el área de cobranzas y recaudación de la universidad.
  • Contactar a estudiantes con retraso en procesos de inscripción y/o matricula, con la idea de atender las distintas problemáticas que derivan en postergación y/o abandono de estudios. Esta acción –que se traduce en acompañamiento, asesoría y aporte de soluciones viables y/o evaluación por el fondo solidario– se debe potenciar la retención (500-700 estudiantes por semestres), promover la titulación oportuna (» 90%), acciones que permitan lograr rescatar una recaudación anual de 2.500 millones.
  • Recuperar recursos asociados a licencias médicas mediante una gestión que va en la línea del equilibrio, sustentabilidad y responsabilidad. Específicamente, recuperar un promedio de 2.000 millones en devolución de licencias médicas que Fonasa tiene pendiente con nuestra institución para el período que analizamos, lo que permitirá mantener un flujo de ingresos por recuperación promedio en un rango de 400-500 millones anuales.
  • Orientar 3.500 millones de los recursos del fortalecimiento de las Universidades del Estado para comenzar con el proceso de descentralización, mejoramiento de las carreras y programas, mejoramiento en los procesos de pago a incentivos más acordes a los estándares de la ANID y que reconocen la diversidad de saberes y disciplinas, entre otros.
  • Así mismo, habrá que procurar un cobro eficiente, a todos aquellos deudores institucionales que tienen pagos pendientes con la universidad, lo que implicaría recursos por unos 1.500 millones adicionales.

Lo anterior se suma a otras propuestas programáticas complementarias y a un adecuado manejo de los recursos que aporta el Estado, mixtura que nos permitirá crear un fondo destinado a resolver falencias y a mejorar nuestra infraestructura, modernizar el equipamiento de laboratorios e investigación y promover la inversión, contando con un stock (base) de recursos del orden de los 4.000 millones de pesos. En forma anual dichas acciones redituarán alrededor de 3.500 a 4.000 millones que de manera permanente serán destinados a financiar las distintas debilidades que indicamos en nuestro diagnóstico programático, carreras con acreditación obligatoria como son medicina y las pedagogías, entre otros compromisos urgentes. En definitiva, proponemos un desafío y cambio a nuestras prácticas operacionales, para lograr estándares de calidad y transparencia, poniendo en el centro la excelencia, el bienestar integral y la estabilidad laboral.
En resumen, este programa tiene un costo cercano a los 3.500 millones anuales, y lo financiáramos mediante: i) mecanismos que permitan disminuir el retiro de estudiantes con problemas económicos; ii) mejoramiento de captación de fondo solidario que podría recolectar unos 1.500 millones; iii) cobranza eficiente que permitirá recolectar 500 a 600 millones anuales; iv) orientar ingresos vía proyectos Mecesup para el desarrollo institucional y enfocarlo al mejoramiento de la docencia, investigación y postgrado, que implican una cifra cercana a los 2.200 millones; además del el uso racional de otros ahorros, sin dejar de comprometer compromisos contraídos y dando estabilidad y desarrollo, independiente de lo que pueda suceder ante una posible recesión económica.
Académicos y académicas, este proyecto tiene viabilidad no sólo porque ha sido construido con expertos, expertas, directivos y directivas, sino porque además, está liderado por quien pudo mantener una universidad con un adecuado equilibrio financiero, mejoras en infraestructura y estabilidad laboral, que nos permitieron una acreditación de siete años, sortear una pandemia y una crisis económica, que otras casas de estudio no han logrado conseguir. La confianza no se basa en los discursos, se construye con una trayectoria probada y con hechos, con medidas racionales, con datos auditables y no interpretados mañosamente en relatos populistas y grandilocuentes, que disponen de acuerdos previos de los que poco conocen los votantes, porque se han hecho entre cuatro paredes y en base al clientelismo político. Los y las invito a reflexionar en estos días sobre nuestro programa, evitando caer en el descrédito, las campañas sucias, pero por sobre todo, evaluando con racionalidad la pertinencia de un cambio, que garantice la viabilidad de una Universidad que desea dar el salto sostenible hacia la excelencia integral.

Les saluda,

Dr. Jorge. Torres Ortega
Candidato a Rector

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